Aunque ya es la octava edición, el Día de la Ciencia vuelve a presentarse como una jornada especial entre los estudiantes de la ESO del IES las Salinas, en Laguna de Duero. Y es que, como cada año, en el centro se respira ciencia y aprendizaje salvo que, en esta ocasión, los alumnos pasan de aprender a enseñar. «Los chavales hacen suya la actividad. Los profesores podemos diseñar las experiencias, cada departamento ha diseñado las suyas, pero una vez que se las mostramos son ellos los que las preparan y explican», afirma el director del centro, José Manuel Vaquerizo.
Y en esta tarea los alumnos no se muestran perezosos. En cuanto algún adulto muestra el más mínimo interés por el experimento, comienzan a realizarlo y explicar su fundamento, igual que el famoso Marron del programa de televisión El Hormiguero. Porque todo lo que nos rodea en la vida cotidiana tiene una explicación científica, a veces mucho más sencilla de lo que pudiera parecer. La novedad de esta octava edición ha sido la ubicación. Si otros años el recorrido de los diferentes experimentos se hacía por las distintas aulas del instituto, este año han concentrado las actividades en el gimnasio, por lo que el evento tomaba un ambiente más profesional, más de feria de muestras.
Y para la distribución de los espacios ha contribuido la Escuela Superior de Arquitectura de la Universidad de Valladolid. «Tenemos mucha relación con tres profesores de la Escuela de Arquitectura que nos preguntan por nuestras necesidades y ellos las trasladan a sus aulas para que sean los propios alumnos, futuros arquitectos, los que desarrollen la solución», señala Vaquerizo.
Para esta ocasión han distribuido los espacios por medio de unas mamparas de cartón, que ha donado la empresa San Cayetano. Pero no solo colabora en esta jornada la Escuela de Arquitectura, sino también el Centro de Formación del Profesorado e Innovación Educativa de Valladolid (CFIE) y 140 alumnos de 5º y 6º de Primaria del CEIP Nuestra Señora del Villar, que también tenían su propio expositor para mostrar sus experimentos, como atar con un cordel un trozo de hielo, entre otros. «Una de las cosas buenas de que se acerquen alumnos de centros de Primaria es que les hace mucha ilusión saber que en los siguientes años serán más protagonistas», asegura el director
Explicar la cadena de ADN, las ondas sonoras con la ayuda de un cepillo eléctrico y un cordón, la huella plantar, andando con la planta del pie pintada y una grabación en vídeo «importante para elegir el calzado adecuado cuando haces deporte»; las formas geométricas, que explican, por ejemplo, por qué las tapas de los pozos son redondas, «para evitar que se caigan al fondo ya que todos los puntos del borde son equidistantes del centro»; hacer dulces comestibles con otros elementos; explicar el funcionamiento de los semáforos o la regulación de las plazas libres de un aparcamiento; transformar agua en coca cola o informar de lo que tardan en biodegradarse los envases y otros elementos de uso cotidiano, fueron algunas de las actividades que los visitantes pudieron ver y aprender.
«Es una actividad que a los alumnos gusta mucho y se implican», concluye el director.
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