Decenas de niños de los campos de refugiados de Tinduf disfrutan de un hogar temporal, cada verano, en Valladolid, donde gracias a la asociación Amigos del pueblo saharaui participan de una experiencia enriquecedora tanto para ellos como para sus familias de acogida
De los páramos desérticos de la hammada de Tinduf a las calles de Laguna de Duero hay una distancia tan descomunal como la que diferencia, en su día a día, a los niños saharauis de los vallisoletanos. Los primeros, con un porvenir hipotecado por las circunstancias políticas que les ha tocado afrontar, ayudan a sus familias, juegan y estudian en un eterno campamento con la vista puesta en un objetivo: ganar el mérito suficiente como para obtener un pasaje a España, donde una familia pueda acogerles durante el verano y abrirles no solo las puertas de sus casas, sino las de una oportunidad de futuro.
Al otro lado del estrecho, desde la asociación amigos del pueblo saharaui se desarrolla una intensa labor para que nuevas familias de acogida se sumen a un programa de acogida familiar que lleva, desde 1979, generando lazos de hermandad entre españoles y saharauis. Bajo el título ‘Vacaciones en Paz’, facilitan cada año a familias españolas la acogida de niños de entre 8 y 12 años, que durante los meses de julio y agosto tienen ocasión de mejorar su estado de salud, sumergirse en la cultura española y evitar las altas temperaturas del desierto, que a menudo alcanzan los 50 grados.
Concretamente, en Valladolid, el programa funciona desde hace 25 años. Si durante años alcanzó gran auge -en sus mejores ediciones llegaron a acogerse un centenar de niños distribuidos por toda la provincia- la irrupción de la crisis ha provocado que esta ola solidaria se reduzca, acogiendo el pasado verano un total de 35 saharauis. Precisamente es este descenso el que ha motivado a la asociación a lanzar un llamamiento para todas las personas que quieran sumarse a esta iniciativa.
Tal y como explican las voluntarias laguneras Virginia y Arancha Cruz, se trata de una experiencia altamente positiva para ambas partes y que sin duda ha dejado huella en Laguna de Duero, municipio que durante años ha acogido cada verano a más de una decena de saharauis. “Hemos perdido el afán de ayudar, pero lo que recibe uno con esta experiencia es inmenso, y se crean unos lazos increibles”, comenta Virginia Cruz, quien hace ya 15 años que acogió por primera vez a un niño.
Tras su experiencia, continuó participando en el programa, y ahora anima a todas las personas, tengan hijos o no, a sumarse al proyecto. Según explica, el único requisito para participar es pertenecer a la asociación y hacerse cargo de los gastos de manutención de los niños durante el verano. El transporte está sufragado por la propia organización a través de subvenciones o donaciones privadas, mientras que la revisión médica de obligado cumplimiento está incluida en la propia seguridad social.
“Debido a una alimentación precaria y a que consumen agua de bidones a menudo llegan con problemas de estómago”, explica Virginia Cruz, quien insiste en lo sorprendente que es “vivir con un niño que jamás ha visto un interruptor ni se ha bañado en una piscina, o que ve por primera vez el mar”. Tras su llegada, los pequeños pueden convivir con otros niños españoles, a quienes suelen transmitir unos valores positivos. “No dejan de darnos lecciones, no toman más de lo que necesitan, son muy cariñosos y ayudan mucho en casa, protegiendo a los niños más pequeños: para ellos la familia sin duda es lo más importante”, explica Virginia.
Durante los dos meses, y tras un breve periodo de adaptación, los pequeños se convierten en “los mejores embajadores” de su pueblo, dando a conocer una causa que a menudo pasa desapercibida en los medios de comunicación y despertando el compromiso de la sociedad con la que conviven en España. Se trata de niños ‘todoterreno’, algunos de ellos diamantes en bruto sin explotar, con grandes capacidades de aprendizaje que, por sus circunstancias, difícilmente podrán desarrollar en el futuro.
Aunque los saharais tienen claro que la solución a sus problemas está más allá de la ayuda humanitaria, esta estancia ayuda a que sus niños mejoren el español -segunda lengua de los saharauis- y no pierdan una perspectiva que continúe estimulándoles y que no encuentran en sus campamentos, donde actualmente 50.000 niños viven en tiendas de campaña o pequeñas construcciones de adobe, sufriendo una situación que se agravó el pasado año por las inundaciones. “Cuando acoges, desde el primer momento sabes que es algo temporal, pero cuando regresan, con toda la ilusión y cargados de regalos, con sus familias, te dejan un vacío difícil de explicar”, afirma Arancha Cruz, insistiendo en que se trata de un gesto que deja huella también en las familias de acogida.
Charla informativa en el CEIP Nuestra Señora del Villar
El próximo lunes 13 de marzo, a las 16:30 horas, voluntarios de la asociación Amigos del Pueblo Saharaui en Laguna de Duero impartirán una charla informativa en el CEIP Nuestra Señora del Villar, con el objetivo de acercar su experiencia a los vecinos del municipio. Desde la asociación, y de cara a la campaña de este verano, está disponible además, para todos los interesados en participar en el proyecto, el correo electrónico saharacyl@gmail.com, el teléfono 657 805 775 y el sitio web www.ashva.es.
Puedes hacer tu comentario sobre la noticia o cualquier sugerencia sobre la hemeroteca clicando en el título y en “agregar comentarios”.